sábado, 20 de octubre de 2007

La Sartenilla

En una de las esquinas de la rotonda de Alcampo encontramos un resto del pasado, un pasado de hace 20 años, el cortijo La Sartenilla. Hace 20 años, el barrio en el que nos encontramos no era como lo conocemos actualmente, ni mucho menos. Era un descampado. Alcampo, el alma del barrio, como ha quedado dicho, no existía. Pero llegaron los constructores y fueron urbanizando, no siempre con buen tino. Desconozco el orden de construcción, pero poco a poco fueron apareciendo el edificio Puerta del Sol y su hermano gemelo Horizonte, el Alcampo, la avenida Joaquina Eguaras con sus árboles raquíticos, toda la fila de casas paralela a la carretera de Jaén, la Estación de Autobuses, etc.
Los constructores, supongo, habrían querido echarle el guante al Cortijo la Sartenilla, pero por alguna razón no pudieron. Eso sí, compraron terrenos que pertenecían al cortijo y menos de lo que se persigna un cura copto construyeron justo enfrente, en otra de las esquinas de la rotonda, unos cuantos bloques de pisos.
Pero La Sartenilla permanece como un oasis en el barrio, casi "como un desafío al implacable gris local" (la cita es de una canción de Vainica Doble). Se trata de un cortijo con una casa de varias plantas acondicionada para personas con dificultades de movilidad. Está encalada y tiene las persianas verdes. Desde fuera no se percibe gran cosa porque la vegetación de la verja reserva la intimidad de las miradas curiosas (por ejemplo, la mía). Tiene piscina, aparece en varios libros de cortijos de Granada. Al parecer ya ha perdido el interés para los constructores porque la ley de ordenación urbana solo les permitiría construir tres viviendas adosadas, y claro, eso no es negocio. Pero, ¡ojo!: las leyes cambian.
En todo caso, La Sartenilla sigue siendo una joya en el barrio, como el Camping Motel Sierra Nevada. Pero en el caso de La Sartenilla, se trata de una joya de disfrute privado. Al menos, ahí está. Esperemos que sobreviva a la fiebre del cemento y el mal gusto.