Vecinos de siempre, caras nuevas, políticos y empresarios compiten por hacerse un hueco en la amplia avenida que cruza la zona Norte. El espacio libre despierta ambiciones.
Referido a la avenida Joaquina Eguaras, este es el titular que firma hoy Stefanía G. Caro en el Diario Granada Hoy. Sí, al parecer nuestro barrio crece e incluso se multiplica, y su arteria principal da fe de ello. La vida hormiguea por ella: ciudadanos de todas las edades pasean, corren, marchan, juegan en los columpios, toman el fresco, hacen ejercicio e incluso intentan ligar con la recurrente excusa de pasear al perro a última hora del día.
Vemos a las señoras de edad que recorren la avenida enganchadas del brazo unas a otras hasta formar una cadena irrompible de hasta cinco personas. O también a jóvenes de ambos sexos que tonifican su cuerpos dándole a las piernas. Jubilados que se sientan en los bancos y glosan las glorias de sus pueblos de origen, desde Pedro Martínez a Gualchos pasando por Alamedilla o Montillana. Niños que se emborrizan en la arena de las áreas de columpios. Y gente que lleva los abalorios dorados con la misma prestancia que si se tratara del vellocino de oro y que quiere compartir el-arte-en-las-"sentrañas" (léase Camela y los Chichos) con sus congéneres hasta superar el umbral absoluto de lo que un tímpano puede aguantar: te ponen la cinta comprada en una gasolinera de la A-44 a su paso por el término municipal de Campillo de Arenas a toda pastilla, justo detrás del banco en el que TÚ estás sentado.
Pero bueno, parece que la vida bulle en esta Gran Avenida. No puede competir con la Quinta de Nueva Yorka, ni con los Grandes Bulevares parisinos, pero dicen que no hay más leña que la que arde. No tenemos vistas a la Alhambra, ni tampoco a la vega. Por encima del macroedificio de la Junta de Andalucía -que al parecer se inaugurará el próximo otoño- podemos ver las cumbres de Sierra Nevada. Bueno, no está mal. Otra gente tiene una vistas espectaculares hacia los extractores de humo de un restaurante chino.
Pues eso parece: el edificio de la Junta entrará en funcionamiento el próximo otoño. Yo estoy deseando que se trasladen los funcionarios y que el barrio se dinamice con las visitas de ciudadanos que vendrán a resolver gestiones.
Hay mucha gente joven que empieza en el barrio. Los negocios funcionan. Sí, la cacareada y no menos real crisis acecha y afecta a estos negocios. Pero la gente no puede quedarse ahogándose en sus pisos primorosamente decorados por ellos mismos (sin recurrir a ningún interiorista), y sale en banda para llenar las terrazas de tooooooooodos los bares de la zona. Justo detrás de Alcampo -ya saben, el Gran Hit del Barrio- y a la vera del citado edificio de oficinas, acaban de abrir un Café Shop que está triunfando este verano. A veces es imposible ocupar una mesa, incluso en semana. Por lo que se ve, han recurrido a un estricto casting de camareros -jóvenes, guapos y uniformados- para cubrir el servicio. Pero su vecino Quirri no se queda atrás, ni tampoco la terraza del Motel. Pues enhorabuena. La gente no ha podido irse de vacaciones alegremente: hay que ahorrar.
La última noticia que me ha llegado es que la Avenida se volverá políglota -aún más- cuando se instale la nueva Escuela Oficial de Idiomas de Granada. Esto sí que me gusta. Espero que no se trate de humo de pajas, y que el proyecto prospere.
También he leído en la prensa local que Emasagra, la empresa granadina gestora del agua, se prepara para abandonar la calle Molinos rumbo a Joaquina Eguaras. Pues mira, no está mal, si exigen un edificio con estilo, como el que tienen en el Realejo.
Ahora solo nos falta que construyan la prometida Iglesia (católica), que abran una Sala de Cine Independiente y una Librería como Atlántida, que se ponga de moda la costumbre de hacer Rastrillo los domingos a lo largo de la Avenida (los vecinos podrían llevar esos discos de vinilo con los que no saben qué hacer, la horrenda lámpara que le cayó a mamá en el último Amigo Invisible del trabajo, libros leídos que no volveremos a leer y que solo ocupan sitio, etc), que traigan Buen Pan de verdad y que me pidan consejo a mí sobre otras necesidades del barrio.