En el barrio estamos bien provistos de una sucursal o estafeta de Correos. Cada vez se escriben y se reciben menos cartas, pero Correos y los carteros son una institución que no puede desaparecer. Hay toda una poética ligada a las cartas que se reciben, a todo lo que se cuenta en ellas y que no nos atreveríamos nunca a decir de viva voz; cartas que llegan desde muy lejos, desde Chicago, por ejemplo, o tarjetas enviadas desde las islas Seychelles.
Cartas de amor, como cantaron Vainica Doble en los 70, o cartas de desamor: "C'est fini. Au revoir". Cartas tediosas, plomizas, sin substancia que merecerían ser reescritas con un poco de deseo y quizá de inspiración. Es lo que ocurre en la película cubana Nada +. Escribanos del siglo XX, como en Estación Central do Brasil, como en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? o como la madre de Pedro Almodóvar, allá en el pueblo manchego, donde escribía cartas dictadas pero sobre todo mejoraba en la lectura las cartas de vuelta: "Dele usted un fuerte abrazo a la abuela y dígale que acuerdo mucho de ella", aunque el sujeto en cuestión ni la mencionara.
Correos sirve ahora para que los inmigrantes envíen el dinero que se trabajan aquí y que cubren la falta que dejaron allá en la República Dominica, en Perú o en Ecuador. Se envían regalos con los que sorprender a las personas que uno quiere. Se hacen pedidos de ropa, aunque resulte un anacronismo: Venca me sigue pareciendo muy divertido porque es Venta por Catálogo pero en Alemania en los 80.
El personal de la estafeta de Joaquina Eguaras es muy amable y competente. La oficina ha sido remodelada en los últimos años en varias ocasiones, pero yo todavía no he logrado alcanzar la lógica de esas obras. Quitaron una mampara de cristal grueso de separación entre el personal y el público. Se trata de una oficina pequeñita, pero con bastante movimiento. Tienen expuestos algunos sellos de colección y productos de promoción como el juego de maletas Sansonite. Me parece que también funcionan como banco, aunque creo que ya desapareció la antigua Caja Postal. Desde hace un tiempo cambió la ley, y en Correos ya no tienen potestad para testificar que un documento ha sido enviado dentro del plazo exigido: antes se podía dejar abierto para que Correos lo sellara, y eso era prueba válida de que se cumplía el requisito de la fecha.
A diferencia de otros servicios, Correos se caracteriza por su seriedad y eficacia. Parece que se paralizó el proyecto de destrucción de la reputación de esta institución que tenía por finalidad acallar las previsibles protestas de la opinión pública ante la privatización del servicio.
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