Pues ha llegado la hora de buscarle un local en el barrio al Séptimo Arte alternativo, y en la avenida Joaquina Eguaras encontramos este. Yo creo que aquí se podría abrir una sala de cine ajena a las multinacionales y a esa nueva ley de cine que tantos profesionales del sector rechazan.
Sería una sala de unas 150 butacas, con una pantalla apropiada para las dimensiones del local y una proyección exquisita: buen sonido, insonorización, buen foco, cuidada decoración y cuidada selección musical antes de que empezara la película... La programación correría por cuenta de un consejo de programación compuesto por un grupo de personas que amaran el cine, que se asesoran con reputados profesionales, gente que viajara a festivales y explicara a productores y a directores en qué consistía este proyecto de cine en un barrio que lucha por convertirse en otra cosa, en un espacio de convivencia e intercambio cultural. Por supuesto, las sugerencias del público serían estudiadas y tenidas en cuenta a la hora de elaborar esta programación.
El nombre le viene porque este es el distrito 13 y porque antes hemos tenido en Granada una ventana de aire fresco cinéfilo en el cine Granada 10, recién -¡ojalá!- rehabilitado. Por lo demás, nos fijaríamos en lo que fueron los cines Alphaville, ahora reconvertidos en Cines Golem, en la milla de oro del cine en VO de Madrid. Hojas de sala, una pequeña librería-tienda de souvenirs cinéfilos; películas de estreno, como Persépolis, un film de animación que representa a Francia en los Óscars, a pesar de estar dirigida por una directora iraní; recuperación de filmes necesarios como Los atracadores, Plácido, Una giornata particolare, Léolo, Cenizas del paraíso o Las invasiones bárbaras; películas divertidas como Zoolander, El gran Lebowski o Mujeres al borde de un ataque de nervios; películas bonitas que nutren la alegría de vivir como Desayuno con diamantaes o El perro del hortelano; películas que nos retratan como Cocina y dependencias o Como en las mejores familias; películas polémicas como Los idiotas, Dancer in the dark o La pelota vasca.
Ciclos de Stanley Donen, Douglas Sirk, Hitchcock, Bette Davis, Cary Grant, Catherine Deneuve, Patrice Chéreau, Luis Berlanga, Jerónimo Mihura, Edgar Neville, Conchita Montes, Carmen Maura, Chus Lampreave, Amelia de la Torre, Concha Velasco, José Orjás, José Luis López Vázquez, Julia Caba Alba, Candela Peña, Maurice Pialat, Fanny Ardant, Gérard Depardieu, Agnès Jaoui, Vanessa Redgrave, Tim Robbins, Sean Penn, John Waters, Bertrand Tavernier, Ángela Molina, Luis Buñuel, Carole Bouquet, Cecilia Roth, Agnès Varda...
En fin, soñar no cuesta nada.
Granada -y no solo el barrio- es una ciudad inquieta que merece un mejor trato cinematográfico. La oferta actual es sencillamente siniestra desde que cerraron el cine Aliatar -tampoco antes era para tirar cohetes. Es cierto que el local necesitaba una reforma integral y que seguramente no era rentable, pero allí hemos seguido yendo hasta el final y no solo de rentabilidad vive el hombre. Tenemos la esperanza de recuperar ese cine. Y también el cine Goya de la calle Puentezuelas, un local abandonado actualmente. Hago una llamada -una súplica- a Enrique González-Macho, responsable de Alta Films y de los cines Renoir de media España, para que venga a Granada a salvarnos del páramo cinematográfico en el que nos encontramos. Y si quiere empezar por mi barrio, miel sobre hojuelas.
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